La Villa de Cartes que les invita a recorrer su Camino Real vivió una etapa brillante cuando el Condado de Castañeda dominó su territorio frente a las pretensiones expansivas del linaje de la Casa de la Vega. Los Manrique, condes de Castañeda, obtuvieron de los Reyes Católicos la centralización en la Villa de la administración de justicia. De este domino señorial pervive su edificio más emblemático: los Torreones, fortaleza del siglo XV, singular en la arquitectura militar regional.
Con las mejores esencias de su pasado histórico, el visitante se encuentra entre sus casonas centenarias y escudos de tiempos de esplendor. Evocaciones antiquísimas que se agitan cuando nos situamos bajo los arcos de los Torreones, morada y vigía, dejándose escuchar el sonar de los cascos de las caballerías y el fragor de una batalla de sones metálicos de celadas, petos y corazas golpeadas con la parsimonia de un badajo sobre el bronce de la campana en día de funeral… de aquella iglesia milenaria que fue parte excepcional de nuestro patrimonio.
Una Villa que está en nuestro folklore desde que se cantaba aquello de «En el Torreón de Cartes / perdí el pañuelo de seda. / ¡Viva el Torreón de Cartes! / aunque el pañuelo se pierda…».
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